"Aquel que conquista a otros es fuerte; aquel que se conquista a si mismo es poderoso" Lao Tse




miércoles, 28 de marzo de 2012

El mito de Sísifo o más de lo mismo.


   En la mitología griega, Sísifo, fue el astuto rey de Corinto. Pero no se le ocurrió otra cosa que delatar a Zeus. Éste, para castigarlo le mando a Tánatos (la muerte). Tan listo era que la engañó y se libro de ella.  

   Sin embargo, un día muchos años después, le faltaron las fuerzas para seguir viviendo. Estaba demasiado viejo. Ya no tenía energías para engañar a la Muerte. Y fue nuevamente arrastrado al inframundo. 


   Al recibir a Sísifo por segunda vez se le impuso una tarea que no le permitiese ni un minuto de descanso e impidiera cualquier evasión: empujar montaña arriba una enorme piedra, que siempre se le escapa de las manos al llegar cerca de la cima. Y así,  perpetuamente, el condenado que osara engañar a la Muerte desciende por la ladera para retomar la piedra y recomienza su tarea sin fin y sin objetivo.


Sisyphus (Tiziano) 1549
   
   Esta especie de maldición, es experimentada por muchos de los pacientes. Éstos, sienten sobre sus hombros pesadas cargas que empujan hasta la cima y en donde esperan encontrar alivio. El paciente piensa que al llegar, sus problemas se solucionarán, el esfuerzo ha dado sus frutos y todo parece ya formar parte del pasado. Ahora es cuando se presenta la desagradable sorpresa de que la piedra empieza a rodar cuesta abajo y todo parece empezar de nuevo. Tenemos otra patología o problema a resolver o el mismo con otro aspecto.

   En el caso de repetirse la misma situación problemática, de la que parecía que habíamos escapado, intentamos resolverla de la misma manera que la primera vez. Volvemos a subir la piedra a la cima de la montaña. Hemos repetido la misma solución para solucionar el mismo problema. Se repite todo el proceso indefinidamente como en el caso de Sísifo. Pero, como decía A. Einstein: "Locura es hacer la misma cosa una y otra vez esperando obtener diferentes resultados".




   En otras ocasiones, parece que se presenta otro problema. Pero puede tratarse, simplemente, del mismo perro con distinto collar. O más de lo mismo pero con otro aspecto. Nuestra percepción varía en función del momento o las circunstancias.
   En algunos casos, como con las muñecas rusas (matrioskas), nos encontramos que al resolverse la situación, hay otro problema o patología dentro o detrás que pasa a ocupar su lugar.




   La sensación, en cualquier caso, es la de la inutilidad del trabajo realizado. ¿Merece la pena esforzarse si voy a encontrarme eternamente con un nuevo problema?


   El objetivo de la terapia, en este caso, es doble:

-       Por un lado, cambiar la percepción de lo pesada que pueda ser la carga. Es nuestra percepción la que determina el tamaño y peso de la roca.

“No son las cosas en sí lo que nos preocupa, sino las opiniones que tenemos de las cosas”  Epícteto.
-       Por otro lado, la terapia también nos va a hacer más fuertes. Va a trabajar con nuestros puntos débiles y también sacar lo mejor de nuestro potencial.
   Pero sobre todo, lo que vamos a intentar, es identificar cuales son las soluciones intentadas redundantes, que nos dirigen irremediable e indefinidamente a seguir subiendo la montaña. Romperemos el círculo vicioso y podremos elegir.
     

“El hombre no tiene una naturaleza sino una historia. El hombre no es más que un drama. Su vida es algo que elegir, construir mientras discurre. Ser humanos consiste en esta elección y en esta inventiva. Cada se humano es el novelista de si mismo, y aunque  puede elegir ser un escritor original o un plagiario, no puede evitar escoger. Esta condenado a ser libre”
                           José Ortega y Gasset.
  

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