"Aquel que conquista a otros es fuerte; aquel que se conquista a si mismo es poderoso" Lao Tse




jueves, 6 de marzo de 2014

CÓMO ALCANZAR EL ÉXITO



  Alcanzar el éxito en nuestra vida es posible, incluso diría que fácil, en el momento que empecemos a recorrer el camino que nos lleva a él. Es en el propio camino cuando empezamos a encontrar el éxito, pero primero necesitamos saber a dónde nos lleva. Por eso, el primer requisito para alcanzar el éxito es conocer cuál es nuestro propósito en la vida. Si conozco ese propósito, lo que quiero conseguir, el sitio al que quiero llegar, iré averiguando las etapas intermedias, que como hitos nos llevarán a la cima. Este camino marca un rumbo que señala la dirección a tomar.

   Se trata de ir a mi ritmo y de llegar hasta donde yo pueda. Mi objetivo, por tanto, es desarrollar mi máximo potencial. Puede que me quede a cierta distancia de la cima, pero habré avanzado todo lo que haya podido. Es posible que encontremos circunstancias que nos limiten el avance. A veces son limitaciones personales, otras no depende de nosotros, pero siempre que lo demos todo habremos alcanzado nuestro éxito. El corredor de ultradistancia Kilian Jornet, comenta en su libro “Correr o Morir“ que a veces siente envidia cuando ve llegar a algún corredor, en ocasiones horas más tarde que él, pero con una cara que refleja la satisfacción de conseguir su propia meta.

   Por otra parte, no podemos olvidar que no hay ninguna conducta que no me afecte a mi o a los demás. No hay nada que haga que no tenga una repercusión, que se inocuo. Como sabemos por P. Watzlawick y su primer axioma de la comunicación: “Es imposible no comunicar”. Por lo que todas nuestras conductas influyen en el sistema. Sería una comunicación digital, en la que ninguna conducta es neutra, o es 1 o 0, o blanco o negro, o me aleja o me acerca a mi objetivo.

   En cualquier caso, no se trata de pavimentar nuestro camino con cadáveres y a cualquier precio. El otro gran factor que determina el Éxito es la forma en la que influye nuestra conducta en nosotros y en los demás. Con los ejes de coordenadas siguientes se representa la relación entre mi conducta y la repercusión que tiene en los demás.
                                                        



   
   En el primer cuadrante, estas orientado al éxito, la conducta me beneficia a mí y los demás. Manteniendo conductas de este tipo en el tiempo es como alcanzo mi objetivo. Dependerá de las circunstancias el que me encuentre en un punto u otro del cuadrante, pero en cualquier caso, habrá un beneficio mutuo. Permaneciendo en este cuadrante, y solo beneficiando también a los demás sentiré que habré alcanzado el éxito.
   
   En el segundo cuadrante, me beneficio yo en perjuicio de los demás. Sería un comportamiento maquiavélico: “el fin justifica los medios”. No es que disfrute del mal ajeno, es que le da igual con tal de beneficiarse, no tiene en cuenta los “daños colaterales”. Se trata de una persona con un rasgo de personalidad psicoticista. Es típico de grandes ejecutivos o algunos políticos. Pueden llegar a triunfar, pero a la larga todo termina derrumbándose. En estos días el presidente de Ucrania, Yanukovych, debe estar reflexionando sobre todo esto. 

   En el tercer cuadrante, el fin también justifica los medios, pero en este caso, su fin es el beneficio de los demás y el medio es su propio perjuicio. Por lo tanto hablamos de un mártir que se sacrifica por los otros. Puede en un primer momento que compense pero a larga lleva a un callejón sin salida.

   En cuadrante 4, pensamos que “de perdidos al río”. Tu comportamiento es destructivo. Ya me da igual 8 que 80. Voy completamente en dirección contraria a mi objetivo. Cuando alguien está en esta espiral descendente, como en el caso de las adicciones, no se puede evitar dañar a la gente que te rodea; ya sea familia, amigos o la sociedad. Es un camino que se hace mmmuy largo.

   Entiendo que hay ocasiones en que podría estar justificado el estilo de conducta del cuadrante 2. Pensemos en dos alpinistas encordados colgando de un abismo, puede que el que está arriba de la cuerda llegue a la conclusión de que debe cortar la cuerda que le une a su compañero para salvarse. (Algo real que podemos ver en la película “Tocando el vacío”)

   También en el caso del cuadrante 3, pueden darse situaciones en las que el bien común está por encima de uno mismo (y de nuestro instinto). Como cuando te sacrificas por salvar a alguien. En este caso son nuestras creencias las que nos movilizan.

   Por poner una cifra, diría que solo en el 5% de las ocasiones deberías situarte en el cuadrante 2 o en el 3 y solo en las situaciones mencionadas arriba. 

   En cualquier caso, en el cuadrante 4 estamos en sentido contrario, a 180º de nuestro destino y no se me ocurre ninguna situación en la que tenga sentido permanecer aquí. Por lo tanto, creo que deberíamos estar el 0%. del tiempo.

   De esto se deduce que el 90% de nuestras conductas deben tener el estilo del primer cuadrante, que son las únicas que me acercan a mi meta.

   En conclusión, se puede alcanzar el éxito, siempre que sepamos:
    
               Determinar nuestra misión en la vida.

               Desarrollar nuestro máximo potencial.

               Que todas mis conductas me alejan o acercan de mi destino.

               Que todas mis conductas afectan a los demás o a mí mismo.


   Solo me queda recurrir una brújula que me vaya corrigiendo la dirección. Esta brújula no es otra cosa que una pregunta que tengo que hacerme cada vez que cuestione la dirección: ¿Esto,  me aleja o me acerca a mi objetivo?. 

   Con esto en mente, puedo resolver cualquier incertidumbre o bloqueo en el que me encuentre. Si soy sincero y actúo en consecuencia, el rumbo señalará el camino de forma evidente.


jueves, 17 de enero de 2013


COACHING ESENCIAL


 Ayer asistí a una conferencia en el Colegio de Psicólogos de Madrid (COPM) organizada por el grupo de trabajo de Psicología Coaching. En esta primera conferencia, dentro del ciclo de este año, estaba a cargo de Cris Bolivar. Pionera en España con un CV envidiable, nos presento su modelo de trabajo llamado Coaching Esencial. Un modelo muy completo y holístico, que para empezar a rascar en él se puede visitar su página: www.crisbolivar.com






Me sorprende gratamente su enfoque y me pareció muy atractiva la forma en la que echa una mirada a oriente y su espiritualidad. En ese sentido me siento identificado con ella por mi formación en Medicina Tradicional China que ha hecho que se abran horizontes en mi trabajo.

Es muy interesante la forma en la que se mueve por las distintas capas de la psique, aunque el Coaching Esencial se recrea en la capa más profunda, cuestionando creencias y llegando a lo que ella llama Sabiduría.

Creo que su trabajo se diferencia d otros enfoques en que no solo se apoya en la lógica ordinaria aristotélica, sino que también emplea herramientas que le permiten explorar la espiritualidad  y evitar así la resistencia que algunos  clientes tienen al cambio.

La relación que se mantiene con el coachee esta orientada al crecimiento, por lo que no tiene un límite claro en las sesiones o el tiempo. Esto contrasta con el Coaching Estratégico, que por su naturaleza acota los objetivos y limita relación a lo imprescindible.

Por lo demás, me parece una aportación de Cris Bolivar al Coaching muy interesante que puede abrir caminos. Es de agradecer que se desplazase de Barcelona para compartir con nosotros su experiencia y una oportunidad que nos brinda el COPM de conocer a la vanguardia del gremio.

jueves, 3 de enero de 2013


¡FUERZA DE VOLUNTAD!


      Durante años he escuchado en mi entorno esta expresión y siempre me ha chirriado un poco. Todos anhelamos tener esa fuerza de voluntad para hacerle frente a todo lo que se nos ponga por delante. A todos nos gustaría a primeros de año tener un buen puñado de fuerza de voluntad para acometer todos esos proyectos que están esperando en el cajón.

      Yo también la querría para mí, por ejemplo, a la hora de ser mas constante con este blog. Pero lo cierto, es que puede que no estemos usando bien el concepto, y ponemos, como es habitual el carro delante de los bueyes. ¿Necesitamos fuerza de voluntad para hacer cosas, o hacer cosas para tener fuerza de voluntad?

      Lo que quiero decir, es que yo diferenciaría los “DEBO” y los “QUIERO” o “NECESITO”. Lo primero viene de fuera, es algo impuesto desde el exterior por algo o alguien por encima de nosotros. Puede ser nuestra educación, cultura o pepito grillo...

      Cuando alguien “debe” hacer algo, necesita una buena dosis de fuerza de voluntad. El detonante puede ser esa energía que viene del exterior, pero después necesito el combustible de la fuerza de voluntad para que se mantenga en funcionamiento.

      En el caso de querer o necesitar algo, estamos en una situación distinta. Se parece más a una pulsión, un instinto que se dirige de dentro a fuera. Nosotros generamos la energía que mantiene nuestra conducta, somos autosuficientes.

      Para llevar a cabo esos buenos propósitos, solo hay que buscar ese combustible interno, esa motivación que me lleva a necesitar hacer algo o alcanzar una meta. Hay que ir del “debo” al “necesito”.

Yo representaría este camino como un continuo:



DEBO à   TENGO  à  QUIERO à  NECESITO à   T.O.C.


      En los extremos están las conductas más rígidas y patológicas. En un extremo el “DEBO” angustioso que ni come ni deja comer. Si lo hago mal y sino también.

      En el otro extremo una patología importante como el trastorno obsesivo compulsivo (TOC) en el que perdemos nuestro control. Lo hago sí o sí.


     Para entenderlo mejor:

Debo beber agua, he oído que hay que beber unos 2 litros al día y yo no llego ni a uno.
Tengo que beber agua, el médico me ha dicho que le va bien a mi hipertensión.
Quiero beber agua, tengo sed llevo toda la mañana sin beber.
Necesito beber, estoy deshidratándome. Dos días en el desierto sin beber no puede ser bueno.
Me obsesiona beber. Necesito beber a todas horas. Me han dicho que tengo una cosa que se llama “potomanía”.





      Y ya en el terreno de los buenos propósitos ¿alguien se ha propuesto hacer ejercicio este año?

-         Hay gente que puede pensar que DEBE hacer ejercicio. Esta gordito y por lo que ve en la tele la gente “guapa” no tiene su talla.

-         A otros, el médico les ha dicho que TIENEN que hacer ejercicio. Están por encima de su peso y les va a ir bien para bajar el colesterol...

-         Hay algunos que QUIEREN hacer ejercicio. Saben que les va a venir bien física y mentalmente y obtener unos beneficios como consecuencia. Pero además, disfrutan con el proceso, lo hacen porque quieren (¿por amor al arte?).

-         Hay quien NECESITA hacerlo. El ejercicio forma parte de su vida, como el respirar o el comer. A veces, todo gira en torno a ello.

-         Por último, el que se OBSESIONA con el ejercicio. Su vida se resiente en el momento que la palabra Vigorexia revolotea por su cabeza.



      Cada uno de nosotros se puede identificar con cada uno de los grupos. ¿Cuál de ellos tiene más probabilidad de llevar a cabo la conducta (el ejercicio)? ¿Y cuál de ellos conseguirá sentirse mejor?.

      Siguiendo a Aristóteles, en el justo medio está la virtud.

lunes, 30 de julio de 2012

¿PEONES DE LA CRISIS?

Entre todos la mataron y ella sola se murió”. Como dice el refrán, nadie parece ser el culpable o responsable al menos, de la situación económica en la que nos encontramos. Tampoco parece que nadie haya anticipado que algo tan grave y global pudiera estar fraguándose, ni siquiera los “expertos”. ¿Somos más torpes de lo que nos creemos? Quizás, simplemente, es que no hay mas ciego que el que no quiere ver.

La sociedad del bienestar en la que nos encontramos, puede que distorsione la dirección en la que en realidad puede que estemos yendo. Como aquel del chiste que se tira del 20º piso de un rascacielos y alguien desde el 8º le pregunta:
   -¿Qué tal vaaaa? 
   -Y el otro contesta:  ¡De momento biennnnnnnn!

¿Vamos a acabar como este tío, estampados en la acera?

Esta sociedad capitalista esta avocada a no poder bajar el ritmo autoimpuesto. Parece haberse metido en un jardín del que le va a costar salir. No somos muy conscientes porque estamos todos metidos en el ajo y desde dentro no tienes la misma perspectiva.. Igual que no somos conscientes de la tremenda velocidad a la que orbita la Tierra alrededor del Sol: 29,8 Km/s. Impresionante.

 En oriente dicen:

Quien cabalga su propio tigre no puede desmontar

Pero no todo esta perdido, podemos hacer como los superhéroes: utilizar nuestros poderes para el bien... Lo que quiero decir, es que igual que nos hemos metido en este lío por nuestra capacidad de distorsionar y no querer ver lo que no nos interesa, podríamos hacer lo mismo pero al revés.

Dijo Epicteto:  Lo que turba a los hombres no son las cosas, sino las opiniones que de ellas se hacen. Por ejemplo, la muerte no es algo terrible, pues, si lo fuera, a Sócrates le hubiera parecido terrible; por el contrario lo terrible es la opinión de que la muerte sea terrible. Por lo que, cuando estamos contrariados, turbados o tristes, no acusemos a los otros sino a nosotros mismos, es decir, a nuestras opiniones.
Acusar a los otros por nuestros fracasos es de ignorantes; no acusar más que a sí mismo es de hombres que comienzan a instruirse; y no acusar ni a sí mismo ni a los otros, es de un hombre ya instruido.

Aportemos nuestro granito de arena para no continuar por el camino del lamento y la queja y hagamos todo lo que esté en nuestra mano.

Según Wittgenstein, el lenguaje que utilizamos a su vez nos utiliza, en cuanto que los códigos lingüísticos que empleamos para comunicar la realidad son los mismos que utilizamos en la representación y elaboración de nuestras propias percepciones. Quiere decir, que diferentes lenguajes conducen a diferentes representaciones d la realidad. ¿Cuántas veces hablamos y cómo hablamos de la crisis? Puede que estemos echando leña al fuego entre todos. Si empleamos un código que se enfoque en el cambio podríamos salir de la causalidad circular y romper el equilibrio.

Piaget, en sus investigaciones, demuestra que no solo la idea de un mundo “externo”, independiente de por sí, es consecuencia de acciones exploradoras, sino que lo es también en el desarrollo de conceptos básicos como la causalidad, el tiempo y hasta, como él dice, la elaboración del universo. Por lo tanto, diferentes acciones pueden llevar a la construcción de diferentes realidades.

Pero basta con imaginarlo. Efectos imaginados producen causas concretas. El futuro (no el pasado) determina el presente: la profecía autocumplida de Watzlawick. De una manera u otra, diremos o haremos todo lo necesario para que nuestra profecía se cumpla. Lo bueno, según este autor, es que resulta muy distinto que nos consideremos como peones de un juego cuyas reglas designamos como realidad, o bien como jugadores que saben que las reglas del juego tan sólo son “reales” en la medida en que las hemos creado o las hemos aceptado, y que podemos cambiarlas.

    Creo que con este cuento se ilustra bastante bien esta idea:

Había una vez un ciudadano que vivía al lado de una carretera donde vendía unas ricas albóndigas con pan. Estaba muy ocupado y por lo tanto no oía la radio, no leía los periódicos ni veía la televisión. 
Alquiló un trozo de terreno, colocó una gran valla y anunció su mercancía gritando a todo pulmón: "Compren deliciosas albóndigas calientes", y la gente se las compraba.
Aumentó la adquisición de pan y carne, compró un terreno más grande para poder ocuparse mejor de su negocio, y trabajó tanto que dispuso que su hijo dejara la Universidad donde estudiaba Ciencias Empresariales a fin de que le ayudara.
Sin embargo, ocurrió algo importante; su hijo le dijo: "Padre, ¿pero no escuchas la radio, ni lees los periódicos?, estamos sufriendo una grave crisis, la situación es realmente mala; peor no podría estar". El padre pensó: "Mi hijo estudia en la Universidad, lee la prensa, ve la televisión y escucha la radio sabe entonces lo que dice"
Compró pues menos pan y menos carne, sacó la valla anunciadora, dejó el alquiler del terreno con el fin de eliminar los gastos y ya no anunció sus ricas albóndigas con pan, y las ventas fueron disminuyendo cada día más.
"Tenías razón hijo mío", le dijo al muchacho, "verdaderamente estamos sufriendo una gran crisis".

     Para ser parte de la solución y no del problema, empecemos a cambiar nosotros mismos:
          “Se el cambio que quieras ver en el mundo”                                                  M. Gandhi

miércoles, 28 de marzo de 2012

El mito de Sísifo o más de lo mismo.


   En la mitología griega, Sísifo, fue el astuto rey de Corinto. Pero no se le ocurrió otra cosa que delatar a Zeus. Éste, para castigarlo le mando a Tánatos (la muerte). Tan listo era que la engañó y se libro de ella.  

   Sin embargo, un día muchos años después, le faltaron las fuerzas para seguir viviendo. Estaba demasiado viejo. Ya no tenía energías para engañar a la Muerte. Y fue nuevamente arrastrado al inframundo. 


   Al recibir a Sísifo por segunda vez se le impuso una tarea que no le permitiese ni un minuto de descanso e impidiera cualquier evasión: empujar montaña arriba una enorme piedra, que siempre se le escapa de las manos al llegar cerca de la cima. Y así,  perpetuamente, el condenado que osara engañar a la Muerte desciende por la ladera para retomar la piedra y recomienza su tarea sin fin y sin objetivo.


Sisyphus (Tiziano) 1549
   
   Esta especie de maldición, es experimentada por muchos de los pacientes. Éstos, sienten sobre sus hombros pesadas cargas que empujan hasta la cima y en donde esperan encontrar alivio. El paciente piensa que al llegar, sus problemas se solucionarán, el esfuerzo ha dado sus frutos y todo parece ya formar parte del pasado. Ahora es cuando se presenta la desagradable sorpresa de que la piedra empieza a rodar cuesta abajo y todo parece empezar de nuevo. Tenemos otra patología o problema a resolver o el mismo con otro aspecto.

   En el caso de repetirse la misma situación problemática, de la que parecía que habíamos escapado, intentamos resolverla de la misma manera que la primera vez. Volvemos a subir la piedra a la cima de la montaña. Hemos repetido la misma solución para solucionar el mismo problema. Se repite todo el proceso indefinidamente como en el caso de Sísifo. Pero, como decía A. Einstein: "Locura es hacer la misma cosa una y otra vez esperando obtener diferentes resultados".




   En otras ocasiones, parece que se presenta otro problema. Pero puede tratarse, simplemente, del mismo perro con distinto collar. O más de lo mismo pero con otro aspecto. Nuestra percepción varía en función del momento o las circunstancias.
   En algunos casos, como con las muñecas rusas (matrioskas), nos encontramos que al resolverse la situación, hay otro problema o patología dentro o detrás que pasa a ocupar su lugar.




   La sensación, en cualquier caso, es la de la inutilidad del trabajo realizado. ¿Merece la pena esforzarse si voy a encontrarme eternamente con un nuevo problema?


   El objetivo de la terapia, en este caso, es doble:

-       Por un lado, cambiar la percepción de lo pesada que pueda ser la carga. Es nuestra percepción la que determina el tamaño y peso de la roca.

“No son las cosas en sí lo que nos preocupa, sino las opiniones que tenemos de las cosas”  Epícteto.
-       Por otro lado, la terapia también nos va a hacer más fuertes. Va a trabajar con nuestros puntos débiles y también sacar lo mejor de nuestro potencial.
   Pero sobre todo, lo que vamos a intentar, es identificar cuales son las soluciones intentadas redundantes, que nos dirigen irremediable e indefinidamente a seguir subiendo la montaña. Romperemos el círculo vicioso y podremos elegir.
     

“El hombre no tiene una naturaleza sino una historia. El hombre no es más que un drama. Su vida es algo que elegir, construir mientras discurre. Ser humanos consiste en esta elección y en esta inventiva. Cada se humano es el novelista de si mismo, y aunque  puede elegir ser un escritor original o un plagiario, no puede evitar escoger. Esta condenado a ser libre”
                           José Ortega y Gasset.
  

jueves, 15 de marzo de 2012

El insomnio del mono loco

Uno de los síntomas más frecuentes en la consulta es el insomnio, ya sea asociado a cuadros depresivos, ansiosos o de otro tipo. Los mecanismos de producción del insomnio suelen repetirse en cada persona, puesto que está alimentado por las soluciones intentadas disfuncionales (SID) que mantienen el síntoma. Desde el punto de vista de la Terapia Breve Estratégica, hay que localizar las SID. para romper el círculo vicioso.

La prescripción que puede romper esta situación es la técnica llamada “como empeorar”. Consiste en pedirle al paciente que haga una lista o nos cuente, de que forma haciendo o no haciendo algo, podría empeorar su insomnio. En un principio puede desconcertarse con esta petición, pero le aclaramos que tenemos que ser unos expertos en estropear una cosa antes de mejorarla: “Si quieres enderezar una cosa aprende antes cómo torcerla aun más”. Se obtienen dos beneficios, uno paradójico: intento hacerlo mal pero mi mente se resiste y busca en dirección opuesta, por lo que solo se me ocurren formas de mejorar. Otro efecto, es que pensando en como empeorar descubra que ya esta haciendo cosas en esa dirección y siguiendo una lógica de la contradicción, cuando descubro que estoy haciendo algo mal, después lo evito es una secuencia temporal.
     En ambos casos alcanzo mi objetivo, anulo las SID que mantienen y empeoran el problema.

     En el caso del insomnio, como en muchos otros, se produce un fenómeno paradójico por el cual el sujeto pretende solucionar su problema forzándose a ello y presionándose para conseguirlo. Lo que obtiene, sin embargo, es que cuanto más se empeña en dormir más le cuesta.

     Buda, hablando de la mente, decía que era como un mono loco que va de rama en rama. No tenemos tanto control sobre la mente como nos gustaría. Nuestros pensamientos no paran en ningún momento, son como los tiburones. Estas “criaturas” necesitan estar permanentemente en movimiento para que el agua pueda pasar por sus branquias y oxigenarse. La mente de la mayoría de los mortales está en movimiento constante. Solo con un gran entrenamiento en meditación puede controlarse a este mono y darle un poco de cordura.

     Desde la TBE se pueden emplear estratagemas que facilitan todo esto. Con “apagar el fuego añadiendo más leña” (o mas prosaicamente “no quieres sopa, pues toma dos tazas”)lo que pretendemos es que ya que el sueño no aparece de forma espontánea, hacemos justo lo contrario: no duermo porque yo lo decido así. En el momento que veo que no logro conciliar el sueño y mi mente empieza a ir de rama en rama me levanto de la cama. Esto permite que se rompa el círculo vicioso. Dependiendo de cuales han sido las SID se establece una estrategia distinta adaptada para cada caso. Por ejemplo: me levanto de la cama y me quedo durante 15 minutos mirando por la ventana. Transcurrido ese tiempo vuelvo a la cama. Si el mono sigue dando guerra repito el proceso las veces que hagan falta. En este caso soy yo quien decide cuando y como se duerme y no el simio.

     Otro fenómeno que se suele presentar es el de las creencias con respecto al sueño que nos llevan a decidir si padecemos o no de insomnio. Nos podemos dejar influir por datos o información, como por ejemplo que hay que dormir mas o menos 8 horas. Dada la variabilidad en este tema es difícil determinar cual es la cifra adecuada para cada persona. Esto nos lleva a la necesidad de reestructurar esta creencia según la estratagema “hacer subir al enemigo al desván para después quitarle la escalera” (o según nuestra cultura: llevarle al huerto). No necesitamos dormir tanto como cree el paciente, pero aunque fuese así, vamos a comportarnos “como si” no lo necesitáramos. Con esta técnica, le pedimos al paciente que se levante una hora antes de lo habitual. Es una hora que me regalo, en la cual puedo hacer algo agradable para mí, lo que yo prefiera. Dejo de ser una víctima del insomnio para convertirme en el que manda y controla la situación. Además, soy una persona especial que necesito menos tiempo de sueño y aprovecho más mi vida. Siguiendo a P. Watzlawick, no vamos a ocuparnos de las propiedades o características del sueño (realidad de 1er orden), sino al significado o valor que le hemos dado (realidad de 2do orden).
“No son las cosas en sí lo que nos preocupa, sino las opiniones que tenemos de las cosas” Epicteto

jueves, 28 de abril de 2011

Resistencia al Cambio

Para poder influir y persuadir a una persona para que cambie, lo primero que tenemos que establecer es la manera que tiene esa persona de resistirse al cambio. Ya en 1997, Watzlawick y Nardone, determinaron una clasificación con cuatro tipos de resistencia. Conociendo bien la forma en la que se defiende o resiste la persona que se tiene enfrente, se puede seleccionar la mejor táctica a utilizar en cada caso. Además, cada una de estas tácticas, se materializa en diferentes estratagemas (en rojo en el texto) y que tendrán un comentario a parte en un futuro.

1. El colaborador.

Definición: individuo que aparenta poseer la motivación adecuada,  y los recursos emotivos y cognitivos para poder cambiar. Por desgracia, solo pertenece a este grupo un pequeño número de personas.

Táctica: utilizar una comunicación de tipo racional-demostrativo. Se debe aceptar la colaboración pero midiéndola poco a poco: el colaborador debe demostrar, con hechos, que lo es.

à  Meter el pie en la puerta para hacer espacio para el cuerpo.

– 1er Paso: redefinir de manera lógico-racional la perspectiva del interlocutor sobre la realidad considerada disfuncional hasta llevarlo a comprender lo que no funciona.

– 2º Paso: construir un primer y pequeño acuerdo, sobre cuya base construir el segundo y así sucesivamente hasta alcanzar el acuerdo general.


2. El que quisiera colaborar pero no puede.

Definición: persona con una gran motivación y necesidad de cambio pero que no consigue llevarlo a cabo ni de una forma mínima. Racionalmente comprenden que han de cambiar pero que no consiguen ponerlo en práctica debido, generalmente, a fuertes bloqueos emotivo-conductuales o morales. Están encerradas en una rígida percepción de la realidad.

Táctica: se basa en maniobras veladas, indirectas y con una gran carga sugestiva, con el objetivo de llevar al individuo al cambio sin que se dé cuenta. Después de esto, se puede volver a criterios más racionales para que recupere sus recursos de forma consciente.

à  Surcar el mar a espaldas del cielo.


3. El no colaborador u opositor.

Definición: Persona que descalifica, se opone y no observa las indicaciones. La persona puede oponerse declaradamente al tipo de cambio que se está intentando producir.

Táctica: se prescribe paradójicamente la misma resistencia, creando un doble vínculo por el cual:
a) se convierte la resistencia en prescripción (la resistencia pasa a ser cumplimiento prescrito por el consultor).
b) se anula la función principal de la resistencia que se convierte en el motor principal del cambio.

También en este caso, después de los primeros cambios, se procede a una redefinición cognitiva del proceso de cambio.

à  Matar a la serpiente con su propio veneno.


4. El no capaz de colaborar ni de oponerse.

Definición: persona con una rigidez mental tan fuerte que le impide salir de su percepción de la realidad y de ponerse en marcha.

Táctica: se debe entrar en la lógica de la representación rígida de la persona, asumir los códigos lingüísticos y atributivos, introduciendo dentro de su lógica disfuncional, elementos que no la contradigan ni descalifiquen, sino que le orienten hacia nuevas direcciones hasta llevarlo a una reestructuración completa.

à  Hacer subir al enemigo al desván y luego quitar la escalera.


En los próximos días, pondré algunos ejemplos que faciliten la comprensión de cada uno de los cuatro tipos.